24.12.12

Asalto en el centro comercial



    Me había decepcionado bastante el hecho de que mi fatalismo y misantropía se quedaron estancados el día 21. No hubo Nibiru, Planeta X ni anillo de fotones atravesado por nuestro planeta… ni siquiera un minúsculo suicidio masivo. ¡No hubo nada! Tuve que consolarme visitando el centro comercial como la mayoría de la gente.  Sería un poco menos desagradable pensar que vas y que ahí te espera  algo  emocionante; una horda de elfos navideños por ejemplo, o prostitutas navideñas en su defecto. Pero no, la avenida principal estaba atascada de tráfico, la gente está vuelta loca haciendo llamadas por celular, buscando ofertas, eligiendo entre mil posibilidades. ¿Y qué hago yo? Tirarme al suelo en posición fetal a mitad del centro comercial, y mejor aún si puedo bloquear las escaleras eléctricas en pleno shock nervioso.
Atravesé las tiendas departamentales siendo rociada de perfume una y otra vez por las azafatas, crucé filas interminables, la ambientación con remixes de villancicos y no nos olvidemos de los hombres cuarentones disfrazados de Santa Claus y que seguro aun viven con sus madres. 

    No podía perder mi objetivo, procuré no perder la concentración y me dirigí directo a Mixup. Una vez adentro comprobé que el precio de los discos de Jenny Rivera se había disparado hasta el cielo. ¿Quién demonios pagaría  $200 por esa música y que ni siquiera es de importación? Seguro se encuentra oculta en su yate en aguas internacionales esperando que esa fortuna se acumule…. pero yo sé la verdad: ella nunca murió, igual que Elvis… 

-¡Psshhh! – Escuché y volteé para ver quién me psheaba, pero no logré percibir de dónde.
-¡Psshhh! – Volteé una vez mas. El sonido provenía de un estante, el cual estaba junto a una puerta. No había nadie, pues me encontraba en “Mixup classico”.

    Fui hasta ahí y atrás del estante había un señorcito pequeño y chistoso que me pidió lo siguiera, enseguida entro por la puerta a un lado. No sabía si aquello era una broma o algún acosador sexual. Pero no encontraba el disco que quería y realmente aquel era un lugar indeseable en ese momento.

   Me llevó a lo que parecía una bodega que se interconectaba con el resto de las tiendas, caminamos hasta que llegamos a otra bodega en donde habían mas señorcitos pequeños y chistosos como él cargando cientos de cajas en un camión. Todos lo hacían rápidamente con ropa negra y pasamontañas, pero en ese momento supe la verdad: eran duendes de Santa Claus, pues sus zapatos puntiagudos con cascabeles los delataban.

-No hay mucho tiempo. ¿Qué quieres cómo regalo de Navidad?-dijo el señorcito.
-¿Qué?
-¿No oyes? Escoge algo.

   En ese momento se me vino a la mente un video que vi hace tiempo y que podría conformar mi lista perfecta de regalos de Navidad.

-Quiero todo esto.- Le dije mientras le enseñaba el video con mi dispositivo portátil.


Feliz Navidad. Ojala lo hayan disfrutado…. No puedo esperar a que sea mañana para jugar con mi rana-cerebro. 

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